14 ene 2010

Post Data para con un cuarto de pliego ... de lija

"Hoy ya tuve unos cuantos benévolos momentos de radiante mundo"

Peter Handke. El peso del mundo. Laia. 12

Aprovecho estos días, de atrás: Navidad, Fin de año; de bullicio callejero para sacarme de ahí y hacer cosas que quedaron pendientes. En casa. Esas tareas que se dejan y te ocupan luego uno o dos o más cajones abarrotados. En la cabeza. Y las ideas frescas, diarias han de abrirse paso en esa cortina, a empellones, de reciente pasado.
La vivienda es lo más cercano a una nube que conozco. Tengamos en cuenta que en algunos casos es la propia nube. En aquellas casas que tienen patio abierto. Y en las que suman goteras en exceso. Donde el existir pasa por alejarse constantemente de esa humedad que vive contigo y cuando duermes sueñas con ella como si de novia nueva se tratara.
La casa es una nube. Poéticamente hablando. Dejémoslo así. Una nube de las que citan los poetas cuando quieren decir que no se termina de conseguir algo o nada. Querido en exceso. O necesario. O imposible. Y es sabido que una nube no es un precipicio donde se da a entender que nuestro propio peso tiende siempre a caer. A desmoronarse. A precipitarse.
Desde luego, puestos a pedir, es mejor pedir la luna. Aún hay quién lo hace. Pero el astro nocturno perdió fiabilidad desde que fue, dicen, pisado. Una huella, dos, tres, cuatro, seis huellas y ya ... vuelta al origen.
Así es que me pongo en estos primeros días del año pliego de lija en mano y bayeta a limpiar la librería principal de hierro de casa. Estantería mínimal que siempre acoge libros como país que conozco. Marcos, fotos, trenecillos de colores, ranas de este o aquel material. El tibor de los todos, gomas, mini lápices, pins, sellos ... y nunca los suelta, se deshace de ellos o vienen entrando mucho más que vienen saliendo.
Anagrama, Anagrama hispánicas, Caralt, El acantilado, Galaxia Gutemberg, Tusquets, Emecé editores, Siruela, Destino, Salamandra, Alianza editorial ... muchos más libros de los que pueda leer, interpretar, en una vida tan sólo. Dicen que para la libertad también es insuficiente con una. Nos vemos compensados con libertades atrasadas. Pero ¿qué nueva partitura de zambomba transmitiremos nosotros?.
Me recojo aquí, en un cuarto de pliego de lija para hierro. A pulir la librería. No quisimos pintarla cuando la ideamos. El hierro dulce es bello. Maleable. Silencioso, tan sólo le dimos unas manos de Zapón.
Nos regalaron un precioso centro de mesa que me observa, aunque pienso que un buen jamón es el elemento ideal en una cocina moderna. En violetas. El centro de mesa espléndido.
Me acuerdo que de niño tenía paciencia, creo que tenía capacidad para quedarme largo rato mirando una pinza. De colgar la ropa. De madera o verde, azul, roja de plástico. El recorrido en la pared de una lagartija, entre la hiedra, gitanillas, geranios ... un maratón de hormigas. Ese movimiento tan quieto. Ese hurgar en el embeleso me previno siempre contra el viaje. Mirar demasiado un candado, una red de gallinero, un abrevadero, una cuña, una llave fija, te hace pensar cuanto tiempo necesitaría para asumir, digerir, la belleza del Taj Mahal. O el Nilo. Y no está la vida para andar huyendo. Como huidor acelerado he salido de la novela de Modiano. Que debe, aún habiéndola leído no lo sé, tratar de espías.
En aquel tiempo de la infancia, recuerdo que un carnicero pasaba a menudo por el taller de mi padre. Eran amigos y se interesaba por cómo le iba. Iba de paso a su almacén, en un cercado, que tenía para su tienda. Embutidos, conservas, jamones. En una de las calles adyacentes a la Seis de Junio. Un día me llevó a aquel gran patio con pozo, con tejados interiores para los carros, y abrevadero para los animales de tiro. Había tres perros. Aquello era tan grande que hubieran cabido al raso todos los pasos de Semana Santa del pueblo ... en unas cajas de fruta atesoraba un, entonces me lo pareció, sin fin de Tebeos. Ahora llamados comics, en este inglés que nos va atrincherando. El Guerrero del antifaz, Roberto Alcazar y Pedrín y otros ...
Me ofreció, me dejó llevar a casa unos pocos para ir viéndolos. Los llevé, muy agradecido y en un tiempo se los devolví. Sin haberlos siquiera leído. Tan sólo ojeados. Vistos los santos, como dicen en el pueblo. Y lo que me pasó es que tuve nostalgia de los que quedaron al aire en aquel gran patio. Fueron mis primeros contactos con el coleccionismo. Después de aquello me propuse tener cosas yo también. Hasta la fecha. Tengo ese extraño, extenso, deseo de tener, de poseer, de saberme acompañado. Por Simenon, Walser, James, Vargas, Wilson, Cheever, Buzatti, Cirlot, Padorno, Talens, De Lucca, Donna Leon, ...
Y paso así una bella tarde ilusionando. Recordando pasajes y leyendo. Coleccionando. Vendrán todos conmigo a lomos de gigantes elefantes si me marcho. Es un decir, se trataba de limpiar la librería.
Advierto que también sumo a los estantes los libros que me dejan. Que me rompen la dinámica, la guía de lectura. El embeleso. Los devuelvo de inmediato cuando consigo un ejemplar igual. Es fatal devolver un libro no leído. ¿Quién que haya diseñado esta sociedad nos ha inoculado la impaciencia?. El libro siempre tiene tiempo para uno.Habrá que hacerles caso.
Está quedando bien con tres cajas menos de libros este gran corazón de metal a prueba de insomnio. Luego la miraré como a las pinzas. Saludos.

6 comentarios:

Eduardo Alvarado dijo...

Carmelo, tienes una prosa estupenda!

Después de leer tu relato, me quedo como tu mirando las pinzas... obnubilado, casi ensoñando esas situaciones.

Un abrazo.

PD: ¿Cuándo inauguras?

Eduardo Alvarado dijo...

Olvidé comentarlo... fue Xabin quien me recomendó leer a Handke.

El título de mi blog de dibujo es el de su "historia del lápiz".

Carmelo Camacho dijo...

Gracias,Eduardo, esta semana entrante lo sabré. Comentaré las sensaciones que surjan en la confección del catalogo.Cuento con Antón. Todo saldra bien.

fernando dijo...

carmelo te he enviado un email por favor respondeme en cuanto puedas

fernando

Alberto Palomera dijo...

Me gusta la lija, la lija...del 4, Carmelo, tu lija, que quita óxidos a los lienzos... y a nuestros cerebros de hojalata.
Salud amigos

Carmelo Camacho dijo...

Queridos Eduardo, Alberto: Ayer en el primer contacto con la confecció´n del catalogo me he dado cuenta de lo ignorante que soy. Una curita de humildad que siempre viene bien. Reitero mi agradecimiento a Antón por su cercania. Cual Zapatero a tus zapatos me voy al taller. Gratitud inmensa a la pintura que me permite este ejercicio en el no saber. Esta laxitud de vagabundo en el espacio. La Expo. se abrirá al publico el 25 de Febrero e inauguraremos el 4 de Marzo hasta el 9 de Abril. Gracias por vuestro empuje. Saludos y Salud.